jueves, diciembre 10, 2009

Técnicas de venta


El pasado fin de semana, el del acueducto, no era un puente, era un acueducto, fuimos un grupo de padres del la clase de mi hija con nuestros hijos a pasar 2 días a un hotel de una zona de Mallorca, zona por cierto desierta de establecimientos abierto y de gente, que me pregunto yo como queremos atraer turistas en invierno si mas que apetecer acojona ir a según que zonas de la isla, lo dicho nada mas llegar el hotel nos prometía lo mejor, no por el magnifico aspecto mas bien por todo lo contrario, pero bueno era solo una noche, después de pasar una horas hablando, romanzado cafés, cervezas y otras cosas llego la hora de la cena, cabe decir que arrasamos con todo, la comida se podía comer, nada mas, a los 40 minutos de estar en el comedor se presento una señora de unos 40-45 años, rubia, con curvas y dos grandes y prominentes pechos, que no se me enfada el publico femenino, lo de prominentes no solo era por el tamaño, también lo digo por la presencia que tenían fuera del escote, la deducción común fue que era la mujer del dueño, salvo los típicos comentarios socarrones el tema no paso de ahí, después de la cena pudimos disfrutar de baile, baile amenizado por un teclista que toca todas las canciones repitiendo la misma posición sobre las teclas de sus dos teclados, siempre la misma posición y los mismos movimientos, daba igual al pieza que tocara, para costear la actuación de dicho señor se realizaba una rifa, en un momento dado la señora de pechos prominentes y casi fuera de su escote se acerco a nosotros a ofrecernos tiras de numero, 6 tiras por 5 números, todos compramos.

Ahora que tenemos los antecedentes vamos a realizar un Case Study:
Todos compramos, ¿Por qué?, sencillo, el anunciante nos ofreció una imagen espectacular, sexy, atractiva, sexual, cabe decir que ante la visión de esta imagen todos compramos el producto, no leímos la letra pequeña y nos analizamos si le pronto cumplía nuestra expectativas y nuestras necesidades.

Por cierto no nos toco ni el jamón ni la botella de cava y lo único que conseguimos fue que una rubia con curvas y grandes pechos se nos acercara a vendernos tiras de numero para una rifa y ante la visión de su escote todos picamos como GILIPOLLAS, no me caen los anillos al decir que a los hombres nos ponen dos tetas delante y nos volvemos tontos, todos y el que diga que no, miente como un bellaco…

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