El imploraba de una forma patética, arrodillado ante ella, implorando que no se fuera, que no se marchara, que no le dejara, ella en un ademán de desprecio le pido que se levante que que no hiciera mas difícil lo irremediable, que las cosas sucedían y el nada podía hacer ya, era ya demasiado tarde y ella debía partir, que todo había acabado, el siguió implorando lloriqueando como un niño desconsolado, un niño al que le han arrebato su juguete, ella siguió con sus quejas y su rechazo -Pero no entiendes que debo irme, y que volveré el año que viene...
Es lo que tiene estar enamorado de la jodida navidad que siempre te deja para volver...
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